The Elder Scrolls Online

Escrito por  Victor Moyano Viernes, 18 Abril 2014
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Desde su anuncio en 2012, ‘The Elder Scrolls Online’ ha estado en el punto de mira tanto de la comunidad adepta al género MMORPG, como de los fieles seguidores de la franquicia tradicional. Desde su primera beta abierta hasta la última, el programa ha recibido tanto alabanzas como críticas, lo cierto es que se trata de la gallina de huevos de oro de Bethesda, que ha dado un giro en su trayectoria para tantear el terreno concurrido de los videojuegos de rol masivo, y de camino, despertando tanto interés como escepticismo entre la comunidad. Su lanzamiento ya se ha producido, y tras probar concienzudamente la obra, podemos afirmar que ‘The Elder Scrolls Online’ tiene una parte tradicional, que encantará a los seguidores, y una parte más comercial, indispensable en este tipo de obras que no agradará tanto, pero ‘The Elder Scrolls’ ha vuelto, y sin ser perfecto, convence.



Es de vital importancia aclarar que el movimiento de la desarrolladora ha sido difícil, pues el mercado de los MMORPG está sumamente colapsado por multitud de propuestas, ya sean free to play o pasando por caja. Y mucho menos la tentativa de hacerse con una parte del pastel. Alternativas como el insaciable ‘World of Warcraft’ son un ejemplo, con un reinado que se extiende durante más de una década; o ‘Age of Conan’, una interesante propuesta que introdujo novedades jugables al género pero que terminó cayendo en el olvido. Luego nos encontramos con la serie ‘Guild Wars’, que ha creado escuela, con un concepto diferenciado de mundo persistente que prescinde de uno de los inconvenientes más temidos por la comunidad: los pagos mensuales.

 



Mucho más complicado es, todavía, intentar crear un videojuego masivo en línea sobre la base de uno de los proyectos más ambiciosos e imprescindibles del rol occidental. Una franquicia como ‘The Elder Scrolls’, con una mecánica que ciertamente no encontramos en otros títulos de la competencia, una profundidad que juega en otra división de entretenimiento y, por supuesto, una riqueza jugable que ha marcado unas pautas estrictas a la par que divertidas, de modo que no podía adentrarse en los MMORPG de cualquier manera. Y es que desde el lanzamiento de ‘The Elder Scrolls: Morrowind’, la serie no ha hecho más que sumar adeptos dentro de este universo donde las facciones, las leyes, la magia, la exploración y la incertidumbre son las partes más importantes de la receta. Su secuela, ‘Oblivion’, implementó nuevas mecánicas desde otro lado del mapa; y ‘Skyrim’ introdujo una nueva visión alzándose como uno de los mejores videojuegos de la historia. ¿Logrará The Elder Scrolls Online acercarse a los cánones de exigencia de la franquicia? ¿O simplemente se quedará en un MMORPG más con la esencia de la serie? Enseguida lo veremos.



Nuestro destino y la guerra entre facciones



La trama argumental de este nuevo capítulo nos muestra una región de Cyrodill sin emperador, hecho que ha remitido a la formación de tres facciones completamente diferenciadas formadas por las diferentes razas que cohabitan en el mundo. A la incertidumbre y la guerra entre facciones se le suma la desaparición del amuleto de los reyes, y las fuerzas daédricas, que vuelven a causar estragos en diferentes puntos del universo que cubre el juego. Simplificando muchísimo la historia, pues ciertamente da para varios capítulos de cualquier videojuego convencional, nuestro papel dentro de esta aventura comienza recordándonos el inicio de las obras que comprenden la serie: despertando en prisión. Una prisión, cabe destacar, llena de jugadores escapando y cuyo objetivo es presentar los primeros detalles de lo que queda por venir: la liberación de un profeta, la realidad del territorio y sus facciones, así como nuestro propio destino, ligado inevitablemente a todo lo anterior.
 


 

Antes de comenzar a repartir mandobles, disparar flechas o conjurar hechizos, nuestro primer objetivo como en cualquier título del género es crear un avatar lo suficientemente personalizado como para sentirse identificado con él durante las más de 200 horas que puede llevarnos recorrer toda la extensión de la tierra que comprende la obra. Disponemos de un editor bastante potente -aunque no tanto como en ‘Skyrim’- en el que contemplar las nueve razas disponibles, con sus virtudes y carencias, además de la décima raza exclusiva para los que adquieran la edición coleccionista del videojuego: la raza imperial, que da nombre a la edición. La selección de una raza u otra determinará nuestra facción y nos dará un punto de partida en un lugar concreto del mapa, con un arco argumental determinado. Así pues, nos encontramos con las tres facciones: Aldmeri Dominion, con las razas altmer, bosmer y khajit; Daggerfall Covenant, que incluye los bretones, orcos y guardias rojas; y por último, Ebonheart Pact, orquestado por argonianos, dunmer y nórdicos. Sólo los que hayan adquirido la edición imperial podrán seleccionar, además de la raza, la facción que deseen, por lo que la exclusividad de estos jugadores está más que justificada.

Eso sí, ‘The Elder Scrolls Online’ permite tener en nuestra cuenta de juego un total de ocho avatares completamente diferentes, por lo que la selección de uno u otro abrirá caminos alternativos. Así, por ejemplo, podremos explorar los entornos que forman el Ebonheart Pact con un personaje, para luego adentrarnos en Aldmeri Dominion con una raza diferente. Por suerte, cuando adquiramos el título de veterano -nivel 50 en el juego-, podremos explorar libremente una facción más, abriendo las misiones pertinentes y reanudando la trama desde un ángulo diferente, manteniendo intactas, por supuesto, nuestras habilidades y características, lo que multiplica las horas de juego y diversión.

 



Personalización de personajes muy amplia



Superada la difícil decisión de dotar a nuestro avatar del linaje correspondiente y únicamente equipado con un arma, durante los primeros minutos de la aventura y poco a poco comenzaremos a ver las similitudes con las que Zenimax Online ha dotado esta revisión del concepto de ‘The Elder Scrolls’ a las mecánicas del género masivo. Al igual que en los originales, aquí se premia la maestría con el uso, lo que significa que si utilizamos un arma a dos manos con frecuencia, dicha habilidad aumentará. Lo mismo se aplica para las armaduras -ligeras, medianas y pesadas- y a los distintos y amplios tipos de habilidades y conjuros que vayamos adquiriendo. De esta manera se consigue que el jugador se sienta cómodo utilizando las habilidades que más le convencen, fomentando además las diferencias entre usuarios y evitando la desalentadora sensación de encontrarnos con un personaje similar al nuestro.
 


Y es que la personalización de personajes va un paso más allá en comparación con los demás títulos del género, ya que disponemos de un enorme árbol de habilidades que podremos ir desbloqueando a medida que completemos misiones, descubramos nuevos lugares y derribemos enemigos. Contamos, además de la raza, con cuatro clases disponibles: Dragonknight, Templar, Sorcerer y Nightblade, cada uno enfocado a un estilo de juego, pero lo suficientemente personalizables como para ofrecer combinaciones que realmente sorprenden. Por ejemplo, Nightblade es perfecto para jugar rápido, utilizando dagas y ocultándonos en la oscuridad, mientras que Sorcerer no dudará en hace un gran uso del maná para conjurar poderosos hechizos ofensivos y defensivos. El jugador es quien añade puntos de vitalidad, maná y resistencia cada vez que aumenta de nivel, así las configuraciones van acorde con los gustos del jugador.



A dichas habilidades se les suman las del mundo, facción, jugador contra jugador y pasivas, por lo que a medida que vayamos profundizando en la historia y superando las misiones nos daremos cuenta del gran abanico de posibilidades que ofrece ‘The Elder Scrolls Online’ a la hora de caracterizar nuestro personaje. Se incluyen además, las artesanías, señas de identidad de la obra original que se funden perfectamente con el género y nos obligan a detenernos cada cierto tiempo para reestructurar nuestro inventario y crear nuevos objetos o mejorarlos. Podremos perfeccionar nuestras habilidades en herrería, carpintería, alquimia, encantamiento, sastrería e incluso cocina, siempre en función del uso y de los objetos del inventario para probar las diferentes combinaciones. Las posibilidades en este aspecto son enormes, dedicando gran parte de la aventura no sólo a superar misiones o conocer nuevos aliados y enemigos, también a tareas más cotidianas que nos harán la vida más sencilla dentro de las mazmorras.

 



Combatir en solitario no es una opción



Llegados a este punto, y superadas las primeras misiones que sirven como tutorial para ir conociendo los controles necesarios para afrontar el largo viaje que nos espera, debemos entrar en materia de combates, un arma de doble filo tanto para los seguidores de la franquicia como para los amantes del concepto MMORPG. A diferencia de otros exponentes, ‘The Elder Scrolls’ cuenta con un sistema de batalla único que en los títulos numerados funciona a la perfección. Sin embargo, su uso en línea no ha sido del todo satisfactorio, encontrándonos en demasiadas ocasiones con problemas no sólo con los ángulos de cámara, también de situación, pues no es lo mismo enfrentarnos a una horda de enemigos en primera persona que en tercera, cuyo rango de visión es más amplio, y a pesar de poder cambiar la cámara con la rueda del ratón, la experiencia clásica se resiente al no contar con un auto ataque típico. En este aspecto, no se acierta ni con el seguidor de la franquicia ni con el adepto al género, pero por suerte cuenta con suficiente margen de mejora como para ofrecer, en el futuro, una experiencia de juego más acorde a las circunstancias. Además de algunos problemas de control, nos parece un poco escaso contar únicamente con cinco habilidades asignadas al control numérico, sobre todo teniendo en cuenta la gran cantidad de habilidades que iremos adquiriendo. Por suerte al llegar a un determinado nivel, desbloquearemos una segunda configuración con la que podremos cambiar rápidamente de arma, equipo y habilidades, aunque siendo francos se antoja un poco limitado.
 


Atacar y protegerse siguen siendo funciones del botón izquierdo y derecho del ratón, respectivamente, cargando nuestro ataque con tan solo mantener el primer botón durante un periodo de tiempo, lo que consumirá resistencia. Las habilidades, como comentábamos, siguen el patrón numérico, y se restan en función de la habilidad maná o resistencia, alternarlas correctamente nos dará una ventaja sobre el combate, por lo que recomendamos encarecidamente subir los tres atributos consecuentemente para los usuarios noveles en el género. La sensación que nos transmiten los combates es agridulce, pues podremos combatir en solitario contra varios enemigos a la vez pero seremos incapaces, ya sea por atributos o por particularidades del control, de hacer frente a una horda sin volvernos locos en el simple intento de dirigir nuestros ataques al enemigo más poderoso.

 



Aquí entra en juego, por supuesto, el concepto de multijugador, algo que esperaban como agua de mayo los usuarios. Un ‘The Elder Scrolls’ con vertiente cooperativa ha sido el sueño de muchos usuarios, y podemos afirmar sin temor, que la experiencia de ir acompañado mientras descubrimos nuevos lugares, visitamos temerosas mazmorras y realizamos misiones conjuntas es, sin duda, impagable. Contamos con opciones para crear grupos de forma fácil y rápida, así como la posibilidad de entrar dentro de un clan con un par de clicks, lo que ayudará a la hora de planificar y recibir ayuda por parte de los usuarios. Eso sí, el videojuego ha llegado en inglés, francés y alemán, de modo que la ausencia de jugadores españoles es bastante acentuada -y justificada, según los más clasistas- a pesar de existir algunos clanes de habla hispana.
 


Es importante, a nuestro parecer, ir acompañados durante los primeros compases de la aventura, pues la gran cantidad de misiones que rondan las primeras horas son, cuanto menos, monótonas, y no aportan nada nuevo al género; no así las misiones principales y los eventos de jugador contra jugador, de los que hablaremos más adelante. Así, encontrar un número determinado de objetos, aniquilar a X enemigos en una región del mapa, encontrar un personaje escondido o conseguir el tesoro de una cueva son misiones clásicas y numerosas que nos encontraremos durante el inicio del juego. Ir acompañados hará desaparecer esa sensación de déjà vú al descubrir junto a otros usuarios los incontables secretos de la aventura, y jugar en solitario en esta primera etapa puede desesperar a más de un lobo solitario.



Apoya a tu facción con incontables misiones



Otro de los añadidos interesantes que pedía a gritos esta adaptación es la posibilidad de cambiar de misión sin necesidad de entrar en complicados menús. El añadido parece un poco simple sobre el papel, pero ameniza la partida de manera sobresaliente. Por ejemplo, podemos ir a una región del mapa con el objetivo de hablar con un personaje, pero pronto veremos que en la brújula nos aparecen marcadores de color negro, que podremos activar para sumar más misiones a nuestro diario y seleccionarlas únicamente apretando la letra T. Así podremos planificar nuestra ruta en función de la ubicación de las misiones, lo que permite encadenar misiones y descubrir nuevos parajes con los que deleitar nuestros sentidos y, dicho sea de paso, sumar más puntos de experiencia.

 



A las misiones secundarias divididas por cada región, también se unen las misiones principales de la trama argumental, que irán abriéndose a medida que reunamos una serie de requisitos -como subir de nivel-, y las tramas de facción, centradas en continuar la lucha de las tres resistencias que quieren el trono de Cyrodill. Esto permite que, por ejemplo, en tan sólo un par de horas de juego tengamos activas más de veinte misiones en total, únicamente en un mismo mapa, lo que da una cierta idea de la cantidad de horas que podemos pasar jugando si queremos completar todos y cada uno de los retos que la desarrolladora ha preparado para nosotros. Si a esto le sumamos que cada región es lo suficientemente densa y grande como para perdernos durante varias horas, nos damos cuenta de que tenemos aventuras para rato.



Pero sin duda, el elemento más destacado a la hora de ofrecer una vertiente de calidad diferenciada con respecto a otros exponentes, es la posibilidad de enfrentarse a un sinfín de jugadores en la modalidad jugador contra jugador. A partir de un nivel determinado, podremos ser partícipes de la eterna y constante lucha que mantienen las tres facciones por el trono, lo que se traduce en un mapa increíblemente grande con cientos de usuarios planificando ataques coordinados en función de su nivel. En esta modalidad, nuestra misión será combatir codo con codo con nuestros aliados de la facción, haciéndonos con las torres de la región, destruyendo fortalezas y barricadas enemigas, algo que puede llegar a sumar varias horas de juego si se realiza correctamente. Lo cierto es que el mecanismo recuerda al extinto ‘Age of Conan’, aunque dotado de la personalidad de ‘The Elder Scrolls’. La sensación de guerra constante es, cuanto menos, impresionante, pues en esta ocasión no son sólo dos bandos los que participan, sino tres, moldeando a cada paso el curso de la guerra en función de los avances y carencias de cada facción.
 


Un mundo que necesita recursos… y en inglés



En cuanto a nivel técnico, la obra se asemeja a su predecesor, ‘The Elder Scrolls V: Skyrim’, aunque salvando las distancias. Es decir, nos encontramos dentro de un universo que ya ha sido planificado, por lo que el factor sorpresa se ve atenuado por memorias de antaño. Este hecho no exime de que nos encontremos algunas sorpresas lo suficientemente buenas como para disfrutar de los paisajes, pero sí es cierto que los jugadores esperan, entrega tras entrega, un cambio generacional más significativo, que, suponemos, vendrá cuando se estrene la sexta parte de la franquicia algo más adelante. De esta manera, nos encontramos con mundos muy abiertos, conectados mediante enlaces, lo que resta enteros a la hora de transmitir la sensación de un mundo abierto y vivo, pero totalmente necesario para dar tregua al servidor. Los tiempos de carga, por suerte, son puramente anecdóticos. Eso sí, para evitar sorpresas desagradables, debemos decir que para poder disfrutar del videojuego en su totalidad necesitaremos un ordenador potente, o esperar a las versiones para Xbox One y PlayStation 4 que se estrenarán en junio.

 



A su vez, la banda sonora recoge el legado de los anteriores títulos, facturando una banda sonora que cuenta con más de 40 piezas con una calidad impresionante. No faltarán los cánticos ni las melodías épicas, las partituras para momentos de tensión y la sensación de estar inmerso dentro de una guerra medieval de época. Por su parte, el doblaje cuenta con una caracterización muy grata, aunque en esta ocasión y a diferencia de su predecesor, el videojuego ha llegado completamente en inglés, como señalábamos con anterioridad, elemento que echará para atrás al jugador que quiera enterarse de la historia de cabo a rabo. Para colmo, cuando los personajes hablen sobre el escenario no aparecerán subtítulos, de manera que será fácil perdernos algunos detalles que marcan el ritmo de la aventura. Este detalle, además de la imposición de pagar mensualmente para mantener el mega servidor europeo -sólo existen dos servidores: el americano y el europeo-, son los puntos más débiles de ‘The Elder Scrolls Online’, y en los que se fijará el jugador ocasional teniendo en cuenta las diversas alternativas que ofrecen otras desarrolladoras para disfrutar de un juego cooperativo.


Conclusión

Dando por adelantado que nos dejamos multitud de detalles en el tintero, pues si ya fue complicado realizar un análisis a conciencia de ‘The Elder Scrolls V: Skyrim’, en esta ocasión es doblemente difícil apuntar todos los detalles y las miles de opciones de esta vertiente en línea. Sin embargo, es preferible que sea el jugador quien vaya descubriendo, paulatinamente, cada uno de los detalles que Zenimax Online ha preparado para la ocasión, que desde luego no defraudará a grandes rasgos tanto al seguidor de la franquicia como al amante del género MMORPG. Si bien es cierto que la transición hacia la vertiente persistente en línea no ha sido tan suave como esperábamos, confiamos plenamente en el saber hacer de la desarrolladora para pulir algunos aspectos que cuentan con un margen de mejora considerable, como los combates. Esto, y una traducción al castellano, sumarían enteros a la hora de tratar con un imprescindible del género, ya que la supresión de las cuotas -tal y como plantean los más críticos con la obra- requeriría, irremediablemente, un cambio en la calidad, un lujo que no puede permitirse una marca como ‘The Elder Scrolls’. En definitiva, estamos ante una muy buena aproximación de lo que podría ser, a base de actualizaciones, uno de los mundos persistentes más gratificantes. El pistoletazo de salida que ya se ha dado, por lo que esperamos que la desarrolladora tome en cuenta las sugerencias de los usuarios para hacer de este ‘The Elder Scrolls Online’, un auténtico imprescindible.

 


 

 

The Elder Scrolls Online - The Arrival: Cinematic Trailer

 

 

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Victor Moyano

  • Título: The Elder Scrolls Online
  • Género: Rol
  • Fecha de Lanzamiento: 04/04/2014
  • Plataforma: PC
  • Desarrolladora: Zenimax Online Studios
  • Productora: Bethesda Softworks
  • Distribuidora: Bethesda Softworks
  • Multijugador: Si
  • Manual: ------
  • Idioma: Inglés
  • Voz: Inglés
  • PEGI: +16
  • Precio: Consultar

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