Max: The Curse of Brotherhood

Escrito por  Laura Roldán Lunes, 10 Febrero 2014
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Cuando Microsoft presentó ‘Max: The Curse of Brotherhood’ como apoyo al catálogo de lanzamiento de Xbox One, la imagen del juego corrió en paralelo a los grandes anuncios de Microsoft, los etiquetados como "AAA“. Si bien la apuesta de Pres Play no puede ser clasificada como título indie, ya que nace de un estudio que cuenta con financiación de la propia Microsoft, la propuesta minimalista del juego, sin duda, agradará a los jugadores que aprecian una experiencia diferente. Max, el valiente niño pelirrojo, se presentó entre anuncios de éxitos cantados, tiroteos frenéticos y muertos vivientes hiperdetallados armado tan solo con un lápiz, una mochila y su poderoso ingenio. Por mucho que los éxitos de taquilla presenten obras maestras del desarrollo, las fórmulas de siempre se repiten en un mercado donde cada vez es más difícil hacerse un hueco con ideas originales. Y ‘Max: The Curse of Brotherhood’ es una buena opción para demostrar que las buenas ideas nacen de las cosas más simples.

 

Con aires indie

 

Como adelantábamos, ‘Max: The Curse of Brotherhood’ ha sido desarrollado por Press Play, el estudio inaugurado en 2006 que fue adquirido por Microsoft seis años después para incorporarlo junto al resto de desarrolladoras que han caído bajo el amparo de la multinacional, como 343 Industries, o Turn 10 Studios, entre otras. Por eso, la aventura de Max no se puede incluir entre los independientes, e incluso puede tener a su disposición parte de la parafernalia de una gran producción, pero no hay que confundirse, la sencillez de un independiente es precisamente uno de sus encantos, pues bebe de fuentes como ‘Limbo’ o ‘Braid’.

 

 

Con una mezcla de rompecabezas y juego de plataformas, la historia que nos traslada el descargable es simple y lleva al jugador a conocer las aventuras de Max, que emprende la búsqueda de su hermano pequeño desaparecido. Para dar un toque de efecto, el muchacho termina siendo enviado a otra dimensión por el villano de turno. Una vez que Max se embarca en la aventura, da con sus huesos en un mundo siniestro y lleno de trampas que tratan de impedir el rescate del hermano más joven de las garras de las malvadas criaturas. A grandes rasgos estas son las premisas principales de la argumentación. Interpretar el juego como un cuento juvenil, es quizá, la mejor manera de afrontar ‘Max: The Curse of Brotherhood’, lo que justifica el adictivo modo de juego y la visión del mundo paralelo, que ofrece una mirada repleta de tonos vibrantes y vivos colores. No hay más explicaciones ni capas de interpretación enfocadas a dar explicación a por qué Max termina en este mundo paralelo rodeado de criaturas peligrosas. Simplemente ha llegado hasta aquí y listo, no hay tiempo para más explicaciones. ‘Max: The Curse of Brotherhood’ emplea casi todo su tiempo en complacer a los aficionados, principiantes, e incluso a aquellos que estaban esperando algo diferente, más sencillo en Xbox One como respuesta también al fuerte catálogo indie que Sony ya tiene instalado en sus plataformas.

 

Una vez que Max llega al extraño universo y da sus primeros pasos en tierras baldías, se encuentra con una especie de bruja buena, un poderoso personaje que puede equipar al niño con elementos para avanzar en su aventura, pero existe la necesidad de tener algún objeto físico. Sin embargo, todo lo que Max tiene en la mochila es un lápiz. Una vez mostrado el objeto a la anciana, el lápiz se transforma en una especie de puntero mágico capaz de interactuar con los elementos mágicos que se reparten por la pantalla. A partir de ese momento, el juego de Press Play comienza a justificarse. El objetivo no da lugar a la confusión: ofrecer al jugador nuevas perspectivas para avanzar, aunque hay pequeños elementos accesorios que completan el conjunto y ofrecen un mundo paralelo creíble, repleto de criaturas malévolas y complicados retos.

 

 

El lápiz mágico

 

Aunque durante todo el trayecto no dejaremos de utilizar el lápiz en ningún momento, no hace falta ser un artista o tener la más mínima idea de dibujar para avanzar, ya que las mecánicas se aplican de forma muy sencilla. Entre las atribuciones del lápiz, que aumenta en posibilidades según se avanza en la aventura, se encuentra la posibilidad de levantar o destruir plataformas, crear ramas, lianas y demás. Cada elemento se representa de un color diferente, por ejemplo se utiliza un punto rojo para comprobar si se puede levantar una plataforma desde el suelo, un punto verde en la pared, significa que podemos hacer crecer una rama, un punto amarillo para crear lianas, y así sucesivamente hasta completar los más de 10 puntos que se pueden dar en pantalla. Todas estas combinaciones son capaces de complicar mucho los rompecabezas, ya que a partir de determinado punto, habrá que ir determinando paso a paso la mejor estrategia posible para dibujar los elementos necesarios para avanzar hasta la siguiente pantalla. El juego plantea multitud de retos que parecen fáciles a primera vista, pero que una vez se afrontan, suponen un reto bastante interesante.

 

‘Max: The Curse of Brotherhood’ es un juego de desplazamiento lateral en el cual el jugador no dispone de los habituales mecanismos de defensa y ataque, de modo que también tendremos que deshacernos de los enemigos que nos asalten con la ayuda de los elementos del entorno y nuestro ingenio. Por supuesto, el lápiz de Max juega un papel importantísimo también en estas situaciones, pero esto no siempre resuelve la vida del protagonista. Si bien esta afición deliberada por desarmar al jugador es una característica inherente del género, véase Braid por ejemplo, el ritmo se mantiene relativamente elevado aun tratándose de un rompecabezas donde cualquier paso en falso causará la muerte del pequeño pelirrojo. Como siempre, algunos encontrarán frustrantes estas repeticiones, mientras que el resto lo verá como un reto.

 

 

Aunque de corte minimalista, la vertiente artística y plástica de ‘Max: The Curse of Brotherhood’ se ejecuta muy bien bajo la arquitectura de Xbox One, permitiéndonos disfrutar de 1080p y 60 fps de resolución máxima que se ejecutan entre hermosos y coloridos paisajes. La fluidez de los movimientos de Max se adaptan perfectamente a los bellos efectos de luz, el follaje, que incorpora como una docena de tonos de verdes, azules, amarillos y demás en diferentes capas con fondos de escenario dinámicos. En la distancia se puede ver como se ejecutan varias acciones al mismo tiempo. Pájaros que vuelan al azar, una criatura gigante que arrasa árboles con el objetivo de alcanzar a Max antes de que alcance la plataforma salvadora en implacables persecuciones, que además no ofrecen una sola indicación de esfuerzo en el rendimiento, y todo representado en tiempo real.

 

Conclusiones

 

‘Max: The Curse of Brotherhood’ es el título de corte indie –que sin llegar a serlo- necesitaba y esperaba el catálogo de Xbox One. Aunque la trama no es especialmente original, la experiencia es gratificante y aporta una buena dosis de creatividad a un juego de desplazamiento lateral desarrollado en un precioso marco que sorprende por la voracidad de los bellos elementos que pueblan los escenarios. En pocas palabras, el juego es una hermosa y entretenida adquisición para cualquier usuario de Xbox One.

 

 

 

Max: The Curse of Brotherhood - Launch Trailer

 



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Laura Roldán

 

  • Título: Max: The Curse of Brotherhood
  • Género: Plataformas, Puzzles
  • Fecha de Lanzamiento: 20/12/2013
  • Plataforma: Xbox One
  • Soporte: Descargable
  • Desarrolladora: Press Play
  • Productora: Microsoft Games Studios
  • Distribuidora: Microsoft
  • Multijugador: No
  • Manual: -------
  • Idioma: Castellano
  • Voz: Castellano
  • PEGI: +7
  • Precio: Consultar

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